Ser Maestro y ser Alumno según D. Luis Ramos Paúl

SER MAESTRO:
-Ser Maestro es sentir que te ronda la vergüenza, que se te sube el pavo y que sientes un poco de alegría, cuando te dicen “Maestro”.
-Ser Maestro no es saber más que el alumno. La misión del Maestro es, ayudar a su alumno, decirle lo que “no” tienen que hacer, para no caer en los errores que uno cayó.

-Ser Maestro es cuando estás dando clase, averiguar qué está pasando entre el jinete y su caballo, qué resistencias hay, o si se perdió el equilibrio, o si el jinete es el que domina la situación, o que el caballo se queda con la copla. Un caballo en el momento en que es montado, sabe quien lleva encima. ¡Y dicen que no es inteligente! Sino que sólo tiene memoria.

-Ser Maestro es darle la clase al caballo, que ya la cogerá el jinete.

-Ser Maestro es alterar la voz ante una incorrección, pero también decir “bien” ante un ejercicio bien hecho.

-Ser Maestro es meterte dentro de tu alumno, escucharle y que se te abra y que te cuente sus problemas, aunque no sean ecuestres, sino familiares, económicos o sentimentales, y que cuando le estás dando una clase, conozcas tanto al que va encima del caballo, como al propio caballo, y tratar siempre de que haya una armonía entre jinete y caballo. Pero para llegar a ese punto, hay que conocer a los dos, para saber lo que puedes exigir, tanto a uno como a otro.

-Ser Maestro es situarte todas las mañanas sobre X, y tratar de hablar con tu alumno. Te guste o no te gusta. Y cuando acabas la clase sentirte defraudado por la inoperancia de esta clase, pero con la esperanza de que mañana saldrá mejor. Como también, sentirte loco de alegría porque hubo un entendimiento entre el alumno, el caballo y tú.

-Ser Maestro es no cobrar algunas clases, y que encima te digan que eres un bohemio.

-Ser Maestro es saber que hay otros maestros que cobran por sus clases mucho más que tú, y que los admiras y quieres, pero ni los odias ni los envidias.

-Ser Maestro es saber que hay muchos maestros, hay maestros albañiles, hay maestros de escuela y que todos estos maestros tienen una vocación: enseñar.

-Ser Maestro es cuando un alumno está ya medio puesto y te dice adiós y te quedas en una gran soledad tragándote las lágrimas y empezar al día siguiente con otro.

-Ser Maestro es que al cabo del tiempo, te encuentras a ese mismo alumno en cualquier evento y se te viene, te abraza y te dice: Maestro, ¿Cómo estás?

-Ser Maestro es aguantar a los padres de los alumnos, que se creen por encima de sus hijos y que encima te dicen como les tienes que dar la clase.

-Ser Maestro es haber nacido siendo discípulo, y que al final de cada clase dudes de ti mismo, con la misma crueldad que tus alumnos dudan de ti.

-Ser Maestro es cuando de niño te llamaban Luisito, que con el paso del tiempo te empezaron a llamar Luis, que pasando más el tiempo, te llamaron Don Luis y que actualmente te llama Maestro.

-Ser Maestro es que me ronda la vergüenza, se me sube el pavo que siento cierta alegría pero también siento que ser Maestro, es lo más bonito del mundo.

SER ALUMNO:

-Ser Alumno es entregarse con fe ciega a su maestro, porque si no crees en él, no se consigue nada, y tener la seguridad de que tu maestro no te va a empujar hacia un precipicio, sino que te va a ayudar a corregir errores.
-Ser Alumno es ejercitarse a grandes dosis en la Paciencia y en la Humildad. Dos virtudes tanto de jinetes como de frailes. Paciencia, porque a vece son se ven los resultados apetecidos de momento. Humildad, para que durante las clases no quieres demostrar que tú sabes más que tu maestro. ¡Porque si sabes más! ¿Para qué vienes a tomar clases?

-Ser Alumno es guardar un respeto a tu maestro, ¡pero no miedo! Que es otra cosa distinta y distante. Guardar silencio durante la clase, porque en clase sólo habla el maestro, aunque el alumno no entienda de qué va la cosa. De lo contrario, la clase se convierte en una discusión. Luego, pie a tierra, el alumno y el maestro, pueden dialogar sobre lo que salió mal o salió bien.

-Porque las clases no tienen por qué, salir siempre bien. Las hay que salen regular y que en otras ocasiones salen mal. La clase no es un concurso, en donde por obligación tiene que salir bien. La clase es un periodo de tiempo para corregir incorrecciones.

-Ser Alumno es pasar una noche en blanco, sin comprender lo que tu maestro te dijo en la clase. Levantarte por la mañana, y pedirle al maestro el mismo caballo, y volver a la misma clase del día anterior.

-Ser Alumno es comprender que las pequeñas cosas que te indica tu maestro, no van a tener un efecto brillante e inmediato, pero que a lo largo de tu vida ecuestre van a ser más efectivas.

-Ser Alumno es querer a tu maestro, y creer en él, como una fe ciega, con la misma fe que él cree en ti, aunque de momento no entiendas.

-Ser Alumno es comprender que tu maestro no quiere prepararte para que hagas una exhibición brillante y efímera, sino para que en un futuro, sepas arreglar muchos caballos.

-Ser Alumno es que cuando ya seas jinete y caballero, y con el paso de los años, estés trabajando un caballo, y ante cualquier acontecer, de momento, tu memoria resucite, y exclames: ¡Esto es lo que me dijo mi Maestro!

-No ser Alumno es: acabar la clase, poner pie a tierra y decirle a tu Maestro: ¿Cuánto te debo?

Extraído de “Sentir Ecuestre” de D. Luis Ramos Paúl.

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